El próximo sábado 16 de junio se celebra el aniversario de los 30 años de existencia de la que es considerada por muchos la más emblemática agrupación cumbianchera del país, la Sonora de Tommy Rey. Ante tal evento, aprovechamos de saldar una antigua deuda y dedicar esta nota a su cantante estrella Patricio Zúñiga, el gran Tommy Rey, quien ha alegrado con su voz durante más de cinco décadas matrimonios, cumpleaños, años nuevos y todo tipo de eventos festivos, traspasando fronteras de clase, etarias y territoriales.
Conversamos con Tommy Rey en abril del 2011 en la casa de Leo Soto, timbalero y director de la Sonora de Tommy Rey, quién amablemente nos recibió junto a su señora, para que entrevistáramos al “rey” de la cumbia chilena.
Los años oscuros de la dictadura en los cuales muchos músicos se vieron forzados a cambiar de oficio ante el cierre de sus espacios de trabajo, mientras que otros se replegaron, ya sea a los espacios de festejo privados, alegrando cumpleaños y aniversarios, o a los espacios televisivos, fueron así también parte de este diálogo lleno de anécdotas y recorridos por la historia reciente de Chile, para terminar conversando sobre el regreso de la democracia en los años noventas, su acercamiento al mundo universitario y de su opinión sobre el axé, sobre el sound, y sobre el revival de la cumbia, incluyendo la emergencia de agrupaciones provenientes de otros géneros ya en el nuevo mileno, con la llamada Nueva Cumbia Chilena.
Esta nota es sólo la primera de varias que dedicaremos a la trayectoria de este gran cantante nacional. Nos centraremos por tanto en sus inicios en la música, su visión de cómo llega la cumbia al país y su trayectoria junto a la Sonora Palacios. ¡Esperamos que la disfruten!
De cantante aficionado a la voz de Los Peniques
Desde pequeño nuestro Rey cumbianchero estuvo cerca de la música, gracias a que a su padre, mueblista de oficio, cantaba acompañado de su guitarra. Era además un fanático de la radio, por lo que conocía y entonaba a temprana edad las canciones de las orquestas de moda de la época, tales como la Orquesta Huambaly, Los Caribes, la Orquesta Ritmo y Juventud y finalmente, Los Peniques.
Debido a una compleja situación económica familiar, el Rey de la cumbia no pudo completar sus estudios y tuvo que comenzar a trabajar desde pequeño pintando casas, además de ayudar a su padre en la mueblería familiar, lo que no impidió que siguiera desarrollando su amor por la música, y en especial, por el canto. De hecho, a corta edad se animó a participar en un concurso radial a principio de los sesentas llamado “Yo también soy artista”, transmitido por la radio Corporación. En esta ocasión, cantó “Entre copa y copa” de Miguel Aceves Mejía:
“Resulta que yo miraba a cada rato a los guitarristas y miraba para atrás y me decían que siguiera cantando y yo pensé que me iban a tocar la corneta, estaba pendiente de eso. Seguí cantando y canté todo el tema y me gané el primer lugar el día domingo. Esa fue la primera vez que yo canté en una radio…»
Tras trabajar como aficionado en varias radios, a sus 17 años llegó a Radio Agricultura, donde tuvo la oportunidad de ser escuchado por Silvio Ceballos, baterista y director de la connotada Orquesta Los Peniques. Sobre dicho encuentro, comenta:
“Y después, en la Radio Agricultura, como le digo, había shows en las noches en que estaba la Orquesta Los Peniques y la Orquesta de los Peniques quedó sin cantante, entonces, un amigo mío, que era locutor de ahí, Enrique Valladares, que fue cantante también de ahí en esos años me dijo que me probara en esa orquesta y le recomendó al director y le dijo ‘mira ¿por qué no pruebas a ese niño? Puede cantar en una orquesta tropical’. Yo canté como si siempre hubiese cantado con orquesta, nervioso por supuesto, pero era bien cuadradito para cantar, era bien acompasado, no me desafinaba. Les gusté inmediatamente y me sabía algunos temas de Los Peniques.”
Además de ser Los Peniques la primera orquesta en la que nuestro entrevistado canta profesionalmente, abriéndole el camino para una larga carrera dedicada a la música tropical, también es aquí donde adquiere el apodo por el cual hoy es conocido: Tommy Rey. Silvio Ceballos, el director de Los Peniques fue quien lo bautizó así porque Patricio Zúñiga “no pegaba para tropical”.
Después de aproximadamente un año cantando en Los Peniques y tras algunos problemas económicos entre los integrantes y el director, Tommy Rey, con nuevo nombre y trayectoria artística, abandona la orquesta sin dejar ninguna grabación. En 1964, Los Peniques comienzan a perder notoriedad, disolviéndose finalmente en 1965.
La llegada de la cumbia y la creación de la Palacios
Al poco tiempo, Tommy Rey se une al Conjunto de los Hermanos Palacios, oriundos de Talca, que al cambiar los violines por las trompetas, conforman una agrupación musical que es la primera en la escena nacional en hacer un repertorio únicamente cumbianchero: La Sonora Palacios. Según Tommy Rey, ya en esa época la cumbia se ponía de moda, gracias a la llegada de cultores como el venezolano Luisín Landáez y la colombiana Amparito Jiménez , así como de las grabaciones del grupo paraguayo Los Cinco del Ritmo y el grupo argentino Los Wawancó:
Luisín no llegó cantando cumbia a Chile, Luisín cantaba boleros, cantaba música de su país, de Venezuela, cantaba ‘Alma Llanera’, por ejemplo Yo nací en una ribera del arapo y del arroz… Él cantaba toda esa música. Y yo lo vi actuar muchas veces. Bueno, pero ellos los primeros que llegaron más o menos cantando esa onda, pero llegaban grabaciones después, tal como dices tú, de Los Wawancó, de Argentina, que entre paréntesis no eran todos argentinos, eran colombianos, hasta un chileno había en Los Wawancó, de Valparaíso. Y Los Cinco del Ritmo empezaron a llegar, en Mira ese barco entrando en la bahía, Los Wawancó. Y el ‘Galeón español’, de los Wawancó primero. ‘La navidad de los pobres’ y todo eso, y de ahí se copiaban algunas cosas, y hacían covers… [Amparito Jiménez] trabajaba en locales, restorantes, pero ella llegó a Chile con eso, llegó con ‘La pollera colorá’ ella, y grabó la ‘Pollera Colorá’ y la tocaban en la radio a cada rato, pero no fue ella, como artista un gran boom, y Luisín tampoco. Después, al tiempo después tuvo bastante éxito. Pero generalmente, los que tuvieron más éxito fue la Palacios en esos años.
También hace mención al venezolano Tulio Enrique León y el mexicano Mike Laure, quienes sonaron mucho en Chile en los años sesentas e influenciaron en gran medida el repertorio cumbianchero nacional, incluso traspasando las fronteras temporales e influyendo en las agrupaciones de la Nueva Cumbia Chilena, en particular a Chico Trujillo.
“No, Tulio Enrique León era todo orquestado, un órgano. Y grabó temas muy lindos que fueron de mucho éxito. ’Cumbia algarrobera’, ’La pollera amarilla’, muchos, muchos éxitos. Los discos no más llegaban. No, no venía nadie para acá. No, Mike Laure, que tuvo tanto éxito, nunca vino a Chile, no, sin embargo, todos sus temas pegaron. ‘La banda borracha’ era de Mike Laure primero, lo grabó Luisín después. ’El conductor’ también, muchos temas, muchos temas de Mike Laure, ‘La agarradera’, que nosotros grabamos después también ahora, hace poco grabamos ‘La agarradera’».
Y es que La Sonora Palacios había iniciado incursionando en el tango y el bolero, pero a poco andar, terminó por dedicarse casi exclusivamente a la cumbia, incluyendo de cuando en cuando un merequetengue por ahí, ritmo que conocieron cuando en una gira por Argentina el año ‘65.
En 1964 graban con el sello Phillips su primer disco de 45 RPM que incluyó sus primeros dos éxitos “El caminante” canción campestre argentina y “La Mafafa”, canción colombiana de Julio Gutiérrez que les introdujo Amparito Jiménez. Tras el rotundo éxito de estas canciones, al año siguiente, la Sonora Palacios graba el LP Explosión en cumbias, con el cual su carrera despega definitivamente.
En opinión de Tommy Rey, el gran éxito que tuvo la Sonora Palacios, y la rápida popularización y arraigo que tuvo en nuestro país, se debe a que la cumbia es un ritmo sencillo de bailar, y lo es aún más el de la Sonora Palacios. Su sello fue simplificar la rítmica cumbianchera, cambiando la cadencia del llamador tradicional colombiano que va a contratiempo, por el cencerro a tiempo, un cambio sencillo pero que hizo a la cumbia a la chilena accesible tanto para tiesos como para cumbiancheros.
Esta simplificación, pasó además por combinar un formato instrumental inspirado en la Sonora Matancera de Cuba, con trompetas y percusiones afrolatinas, para interpretar cumbias, todo lo cual fue dando un sello particular a la cumbia clásica chilena o cumbia sonora.
“…creo que es lo más sencillo para bailar no sé yo creo que la gente con la cumbia se identifica porque es lo más fácil de bailar, la guaracha ya es un poquito más complicada pero la bailan todos, mira acá la gente baila todos los ritmo iguales”… “Llegan nuevas modas, nuevos ritmos, pero la música tropical es lo más bailable y lo más sencillo para bailar. Lo mismo que la cumbia, la cumbia es lo más sencillo que hay y el estilo que teníamos con la Palacios era muy sencillo además.”
Pero a pesar del fuerte arraigo que esta cumbia chilensis logró en el territorio nacional, no logró su popularidad eludir la paradoja que la acompañará hasta nuestros días: desde su llegada hasta la actualidad, ha estado rodeada de prejuicios provenientes principalmente de las clases medias y altas, asociados a su origen foráneo, a su simplicidad y a su vinculación con las clases populares. Según Tommy Rey, este prejuicio era aún mayor en sus inicios, ya que era mal vista por su asociación con la vida nocturna:
“Antes era así pues, antes era cómo rasca la cumbia, era como mal mirada, porque se tocaba en locales nocturnos, en quintas de recreo, pero ya…eran más campestres, entonces la gente que tenía cierta alcurnia digamos, miraban para abajo eso.”
La llegada de la dictadura….
Con el golpe militar de 1973, y el apagón cultural que llevó aparejado, el panorama nocturno cambió radicalmente en Chile. Muchos trabajadores, entre ellos los músicos, vieron transformada radicalmente su cotidianeidad y vida laboral, bajo el tono del miedo y el riesgo. En el caso de los cultores musicales, muchos de los locales que constituían el circuito en que se movían las orquestas de música bailable, se cerraron, y debido al toque de queda, la juventud de los años setenta y ochenta tuvo que restringir su vida festiva a espacios privados donde se quedaban “de toque a toque”.
“Fue un terrible problema para toda la gente que trabajaba de noche. En tiempo de toque de queda, no teníamos trabajo en un principio, cuando fue el Golpe no había trabajo, estuvimos mal, mal” “Y así, nos costó mucho, fue bien complicado. No sólo para los músicos, también los garzones, los taxistas, gente que trabajaba de noche en diferentes lugares.”
Tommy Rey es de los pocos cumbiancheros clásicos con vinculación política de izquierda, según él mismo nos comenta, más por el tipo de espacios en los que ha participado, tales como fiestas universitarias y otras convocadas por organizaciones sociales de diferente índole, que por declaraciones abiertamente públicas sobre su afinidad político-partidaria. Sin embargo, en sus tiempos de cantante de la Sonora Palacios era otra la historia:
“Estábamos con la Palacios y no participábamos en esas cuestiones políticas, lo que pasó después fue que cuando estaba el gobierno militar ya, recién, y lo conté en la televisión esto, fueron a pedirnos que fuéramos a tocarle a los cuarteles, y a los carabineros, entonces era medio difícil decir que no en ese tiempo.” “Era peligroso. Y llegaron a la casa buscarnos. A mí me llegaban a buscar en un jeep, bajaban unos militares con casco y una metralleta, la gente creía que me llevaban preso, las primeras veces, imagínate, yo les conté ’no, si vamos a tocar’, tenía que tocar. Entonces había que hacerlo, nosotros no sabíamos qué estaba pasando detrás de esto, pero después llegaron rumores de que estaban torturando y esas cosas, pero no sabíamos nosotros. Realmente mucha gente no sabía qué pasaba realmente detrás. Salvo lo que podía verse, y generalmente le echaban la culpa a… decían que estaban disparando y por eso los mataron.”
Sin embargo, tanto en la Sonora Palacios como más adelante en su propia sonora, Tommy Rey hizo giras durante la dictadura al extranjero, donde compartió con una comunidad de exiliados, que se emocionaban con sonidos festivos que entonces adquirieron un nuevo sentido: eran un espacio de identificación nacional, un reencuentro con la alegría y la bohemia interrumpidas, con las expresiones de chilenidad que, junto al vino tinto, la empanada, las ramadas, y los sonidos de la cueca, sumados a las expresiones latinoamericanas de exiliados de otras dictaduras del continente, conformaban pequeños oasis comunitarios y culturales, al modo de las peñas de los años `60, pero en ritmo de cumbia a la chilena.
“No. Nosotros, bueno, la Palacios creo que fue primero a Europa, a Suecia. Y después nos llevaron a nosotros. En ese tiempo habían muchos exiliados, habían como 25 mil chilenos en Suecia. Tocamos para toda la familia allá, por el Golpe mucha gente se fue y todo eso. Y nosotros con el grupo, con un poco de miedo, porque a los Illapu cuando volvieron a Chile, no pudieron entrar, pero nosotros políticamente no participábamos casi, pero tocamos para gente de izquierda allá. Y fue emocionante, porque nosotros tocamos para un dieciocho de septiembre allá en Suecia, y resulta que tocamos la Canción Nacional y tocamos una cueca y todos llorando. Nos fueron a abrazar al escenario, llorando, y nosotros también, nos tiritaba la pera, como se dice, porque ellos no podían volver a Chile, entonces fueron muy emocionantes esas giras, fueron bien. Entonces después fuimos a Italia, y bueno, siempre nosotros fuimos varias veces a Suecia, y después hicimos una gira muy buena que fuimos a Francia. Entonces ahí, estábamos en Paris, y de ahí nos dirigíamos a otras partes, fuimos a Bélgica, pasamos por Alemania, fuimos nuevamente a Suecia, pasamos a Noruega, volvimos a París, y ahí llegamos a Suiza.”
En 1982, cinco de los integrantes de la Sonora Palacios (Benito Villarroel – trompeta-, Miguel Castro – guitarra-, Patricio Cereceda- bajo- , Fernando Adám – piano- y Tommy Rey), deciden probar suerte por su cuenta y forman su propia Sonora a la cual se unen los trompetistas Luis Césped Leonardo Núñez, junto con el percusionista Leo Soto. El principal motivo de esta separación, nos contó Tommy Rey:
“Bueno, pasaron los años, estuve con ellos muchos años, como dije, diecinueve años, llegó el año ’82 y había un problema bastante grave ya, no teníamos mucho trabajo, había problemas económicos en el grupo, no grabábamos ya, estábamos bien estancados y eso mismo hizo que nosotros conversáramos, entre nosotros, los que no éramos hermanos Palacios y dijéramos ‘no podemos aguantar esta situación’, entonces decidimos separarnos, formar otro grupo, el año ’82.”
La decisión por el nombre fue colectiva, y se debió a la falta de reconocimiento que Tommy Rey había recibido como cantante dentro de la Sonora Palacios
“No teníamos nombre y buscar trabajo y todo eso era bastante difícil. Resulta que conversando entre los demás músicos, ellos acordaron, a mí nunca me nombraban en la Palacios, decían Sonora Palacios no más, no decían ‘canta Tommy Rey’, nada, muy rara vez. Entonces, ellos acordaron, los músicos ponerle La Sonora de Tommy Rey. No fui yo, entonces, ahí quedó. El año ’82 se formó La Sonora de Tommy Rey, que nos costó, como te digo, mucho, mucho, mucho. No podíamos ir a la tele, nadie nos conocía, me conocían la voz, me identificaban pero no tenían mucha confianza. La cuestión es que al final, cuando nos llevaron al Festival de la Una, en ese tiempo, de Enrique Maluenda y después a Sábados Gigantes, empezó a darse a conocer la orquesta.”
Su primer éxito fue “Daniela”, cumbión que incluyen en su primer álbum, alcanzando Disco de Oro el mismo año ‘82. Asimismo, la Sonora siguió tocando las canciones que hicieron famosa a la Sonora Palacios, como “Los Domingos (también conocida como La Peineta)”, “El Negro José” y “Un Año Más”, entre muchas otras.
Desde entonces, estas cumbias han acompañado cada una de nuestras fiestas populares y familiares, siendo su voz un referente para jóvenes y no tan jóvenes. Tommy Rey marcó una etapa de la historia musical del país, y sigue vigente. Además de su calidad vocal, se ha destacado por su cercanía con el pueblo, que se ve reflejado en el cariño que a lo largo del país se le tiene.
La celebración de los treinta años de esta Sonora el próximo sábado 16 de junio, marca un hito, pues evidencia la vigencia de un repertorio inauditamente repetido, que logró resistir presiones diversas de cooptación política-militar, de prejuicio y discriminación, de marginalidad en nuestro imaginario nacional, y de desplazamiento por modas musicales tales como el axé.
Tommy Rey es así uno de los más emblemáticos de nuestros cumbiancheros, un cultor bisagra entre generaciones de músicos y públicos, que tal vez sin quererlo, sentó las bases para una politicidad comprometida e izquierdista en nuestra cumbia a la chilena.
Esta reseña fue escrita en base a la entrevista realizada a Tommy Rey el día 3o de abril de 2011 por la Colectiva de Investigación Tiesos pero Cumbiancheros.
Muy interesante artículo, gracias!
Camilo