La Pollera Colorá: de mitos, polémicas, reapropiaciones y encuentros sabrosones

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Sin dudas, “La Pollera Colorá” es una de las composiciones colombianas más relevantes del planeta cumbia. Como en la década del ´70 sucediera con nuestro entrañable “Un Año  Más”, en los ´60 esta sabrosona canción logró derribar fronteras regionales e intercontinentales para internacionalizarse como uno de los sonidos característicos de su tierra natal, siendo hasta nuestros días una suerte de himno popular colombiano. No obstante, es también una canción de enorme relevancia para la memoria musical chilensis.

Wilson Choperena. Homenaje 50 años de «La Pollera Colorá» en Barranquilla. Foto: Carlos Capella

En el espacio sonoro local, “La Pollera Colorá” cobra relevancia de la mano de nuestra reina cumbianchera, Amparito Jiménez, quien la incluye en su disco “Fiesta de Cumbiamba” (1965), en una grabación que cuenta con la participación en los timbales de uno de los más emblemáticos y pirotécnicos cultores chilenos, el entonces joven José Arturo Giolito Valenzuela, fundador y director de la inolvidable agrupación Giolito y su Combo, quien nos dejara el año 2008 tras fallecer víctima de cáncer.

A partir de esta misma versión, Los Rumberos del 900 hacen la suya, cuando invitan a Amparito Jiménez a cantar con ellos en enero de 2012, marcando su regreso a los escenarios.

La versión de nuestra reina cumbianchera es uno de los registros más antiguos conocidos de “La Pollera Colorá”, pero también una de las primeras cumbias interpretadas, bailadas, grabadas y escuchadas en Chile.

“Choperena decía que yo era su mejor intérprete porque la grabó él, que canta muy lindo, y después la grabé yo acá y después mucha gente más, la han grabado hasta rockeros, todo el mundo la ha grabado pero a él le gusto mi versión”[1].

Como canción obligada en el repertorio “tropical” de la época, no sólo fue popularizada en Chile por Amparito, sino además, por cultores foráneos que resultaron fundamentales en la expansión del propio ritmo a través de nuestra larga y delgada geografía, como hemos podido evidenciar recorriendo los albores de nuestra historia cumbiera.

El año 1969, es la agrupación internacional Los Wawancó, quienes la incluyen en su LP “El Templo de la Cumbia” (Odeon, 1969), en una versión estilizada y con arreglos melódicos originales que reemplazan la tradicional melodía introductoria del clarinete, por una melodía a dos voces entre piano y guitarra.

En la misma época, también el venezolano Tulio Enrique León, “el artista del teclado”, realizará una versión propia de “La Pollera Colorá”, incluyéndola en el disco “Más ritmo sabroso”, curiosamente junto a otra pollera que le diera reconocimiento internacional, “La Pollera Amarilla”, la misma que en los ´90 reversionará Chico Trujillo para reabrir los cruces entre la cumbia y el rock, en un movimiento musical hoy conocido como Nueva Cumbia Chilena.

Muy en el estilo de Tulio Enrique León, esta electrónica y a ratos psicodélica versión, tiene la particularidad de ser instrumental, tal como lo fuera el poco conocido origen de “La Pollera Colorá”…

De polémicas y mitos originarios

Durante las décadas que siguieron al impacto sesentero de “La Pollera Colorá”, su autoría fue reconocida en el recientemente fallecido maestro colombiano Wilson Choperena, quien la inscribió como propia en la Sociedad de Autores y Compositores de Colombia, SAYCO, tras radicarse en Bogotá a finales de los ´60.

Pero la polémica surge cuando, indagando en la historia de la emblemática canción, los investigadores colombianos evidencian que la figura del maestro ha invisibilizado a su compositor, Juan Madera Castro, con quien Choperena la registra en la Notaría Primera de Barrancabermeja, la misma tierra que viera nacer “La Pollera Colorá”[2]. Madera la había creado meses antes, en una versión instrumental protagonizada por su clarinete que ya incluía su clásica melodía introductoria. Choperena incluyó el texto luego, improvisando junto a Madera en el contexto de la Orquesta de Pedro Salcedo en la que coincidían. Corría el año 1961.

La popularidad local de la canción se mantuvo de la mano de la Orquesta de Pedro Salcedo, hasta que a mediados de los ´60, fue registrada por primera vez en la recientemente inaugurada Radio Pipatón[3]. No obstante, fue la Orquesta de Lucho Bermúdez la que se encargará de popularizarla por el mundo, en la versión que sigue:

Pese a la polémica, la relevancia de los testimonios de Choperena respecto a la creación de “La Pollera Colorá” ha sido múltiple. Por una parte, ha permitido problematizar el precario estado de vulnerabilidad en la que suelen encontrarse los compositores cumbiancheros y tropicales, como sucede en nuestras tierras con Don Hernán Gallardo. La letra abre además todo un universo de canciones pollerudas -coloradas, verdes y amarillas- que nutren los sonidos de la cumbia. Pero también, tanto la letra de la canción como su relato, fueron capaces de transformar en mitológica a su musa inspiradora, la negra Soledad.

“Tenía puesta una pollera colorá o roja, como dicen  los cachacos. Son de esas faldas repolludas, plisadas y ceñidas a la cintura. La morena estaba muy completa. El señor la cogió a bailar porros, cumbias y boleros que estaba tocando la orquesta. Yo la miraba tirando paso y me emocionaba. Hubo un momento en que la orquesta paró y luego Juan Madera empezó a tocar una fanfarria con su clarinete: –Parapararará. parapararará, rará, rará, rará,rará… Parapararará… parapararará, rará, rará, rará, rará… En seguida lo acompañaron los  tambores.Y ahí empecé a improvisar: ¡Ayyyyyy…!al sonar los tambores esta negra se amaña y al sonar de la caña va brindando sus amores.Es la negra Soledad la que goza mi cumbia, esa negra saramuya, oye caramba con su pollera colorá, Ayyy… cómo me gusta cuando te veo sandunguiando. Oye mi negra qué rica cumbia pa gozá…Hubo una pausa y la morena se le soltó al señor. Yo le dije a Juan que repitiera la fanfarria. Y ella siguió bailando. Después de la tanda el tipo puso a la negra en la mesa. Yo me arreglé la camisa y me le acerqué. –Señorita, mucho gusto en conocerla. Yo soy el cantante de la orquesta y vengo a felicitarla porque usted baila muy bien y eso me acaba de inspirar esa canción que tanto bailó.

–¿Cómo así? ¿Luego no la habían compuesto antes? –No, señorita. –¿Qué se toma? Ella se tomó un trago y yo le di la mano para despedirme porque tenía que seguir tocando en otros establecimientos donde nos habían contratado. En esa época tocábamos en tres sitios de Barranca: ‘La Costeñita’, ‘La Cucaracha’ y ‘Hawai’. A las nueve de la noche terminé mi trabajo y salí con ella. Le eché el cuento y seguro… Yo viví con ella seis meses. Así nació La pollera colorá”.[4]

Amparito Jimenez junto a Los Rumberos del 900. Enero 2012, Ñuñoa

Reapropiaciones y un curioso encuentro

Pese a que en Chile ha sido escasamente versionada, “La Pollera Colorá” es una canción que permanece viva tanto en nuestra memoria sonora y festiva, como en la figura mitológica de la “completa” negra Soledad. Bajo dicho personaje, la historia testimoniada por Choperena ha sido reconstruida en otras muchas negras “Soledad”, siempre inspiradoras por su baile cadencioso.

Uno de los ejemplos que encontramos sobre esta reapropiaciones es la canción “Negra Soledad” de Pepe González (aca no logre mas referencia que el nombre), que es incluida por La Sonora Palacios en una producción de 1978, con la voz del gran Tommy Rey:

Pero tal vez la más curiosa reapropiación de la figura mitológica de la negra Soledad, es una canción del mismo nombre que relata su encuentro con otro de los personajes más entrañables del repertorio cumbianchero: el negro José.

En una noche de estrellas,

Ahí bailaba la negra Soledad…

Anda esperando al negro José,

Hoy los dos juntos se van a parrandear…

(“La negra Soledad”, fragmento)

Popularizada por los Golden Boys (Discos Fuentes), esta negra Soledad ha traspasado fronteras geográficas, generaciones y épocas cumbiancheras, como lo muestra esta versión de Damas Gratis, al más puro estilo villero trasandino:

El retorno a “La Pollera Colorá” y las versiones identitarias de nuestro tiempo

 

Ya en el nuevo milenio, nuestro recorrido vuelve al espacio poético original de la negra Soledad. Recorriendo las cerca de 500 versiones de “La Pollera Colorá”, encontramos dos que nos parecen sumamente significativas para comprender la paradójica relación entre lo propio y lo ajeno en el repertorio de la cumbia “a la chilena”.

Una de ellas es la versión del año 2001 de la propia Amparito Jiménez, donde junto a La Banda de Los Reyes, graba el disco “Amparito Jiménez, Cumbias Guapachosas” (sello Oeme), con un sonido que evidencia la influencia de su nueva residencia en la ciudad de La Serena, al más puro estilo coquimbano de la guitarra eléctrica con delay

La otra versión, la encontramos en una grabación de la familia Lizana de la comuna de San Ramón -una de las más emblemáticas familias cultoras del chin chin en Chile- quienes en un viaje al “Festival Internacional del Organillo” en Waldkirch, Alemania, el año 2008, deciden montar una versión chilensis y callejera de “La Pollera Colorá”:

Así, como una vuelta a su tradicional origen, esta breve historia cumbianchera de “La Pollera Colorá” y sus personajes nos recuerda que el repertorio cumbiero y tropicalón, aun cargado de prejuicios, anonimatos y polémicas, es siempre un espacio de alegría parrandera y de encuentro con el otro cumbianchero, sin importar territorios, nacionalidades o generaciones. Del mismo modo que se crea y recrea la cumbia, en sentido y sonido, eso que parece ser lo nuestro y lo foráneo, lo que somos y lo que no somos, es también un espacio en movimiento, en constante reconstrucción.

Que siga la cuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuumbia!

 

 


[1] Entrevista a Amparito Jiménez por el Colectivo Tiesos pero cumbiancheros. 4 de septiembre, 2011. La Serena.

[2] “Juan Madera, el clarinete de la Pollera Colorá”, Beatriz Vanegas. Artículo. En: http://es.groups.yahoo.com/group/herencialatina/message/16551

[3] “Así se compuso la legendaria canción La Pollera Colorá”, Manuel Navarro. Artículo. En: http://www.eltiempo.com/entretenimiento/musica/la-muerte-de-wilson-choperena_10905904-4

[4] Entrevista a Wilson Choperena por Enrique Rivas, Mayo de 2008. En http://otrasideas.wordpress.com/2008/05/10/entrevista-al-compositor-de-la-pollera-colora/