La Incomparable Orquesta Tocornal

Share Button
“’ Terminarás mal, hijo’
Lo sé madre, hay una fuerza superior que me precipita hacia los centros baile”.
Chicago Chico, Armando Méndez Carrasco. Ediciones Juan Firula. Santiago, Chile 1966 (1962). P. 41).
 
 

Desde “Los Agujas” (guitarra, acordeón y pandero) que animaba cumpleaños, aniversarios y otras celebraciones al ritmo de cuecas, boleros y tangos, surge la “Orquesta Tocornal” cuando a este repertorio le agregan el sabor sabrosón de la cumbia en el año 2007.

El nombre de la orquesta está inspirado en el vinoso apellido de don Ismael Tocornal, rindiéndole así un homenaje al vino chileno, especialmente al popular vino en caja que desde hace décadas acompaña fiestas, peñas y tocatas, alegrando y despojando de vergüenza a los tímidos y tiesos cuerpos que caracterizan a nuestra idiosincrasia nacional.

De este vino incorporaron no sólo el nombre, sino también la glamurosa etiqueta a la antigua que lo caracterizaba, a partir del cual hicieron el logo que llevaban las camisetas de fútbol con que tocaban en los primeros tiempos de la Orquesta Tocornal.

La Orquesta Tocornal. Gentileza: Andrés Pinto.

Andrés Pinto, músico, compositor e investigador, que en el escenario anima y toca el güiro, nos contó que:

“El nombre viene de ahí, del vino Tocornal, salía el viejo del vino, que tenía la etiqueta antigua. Le cambiaron la caja, cambiaron al viejo y ahora el vino es distinto (…) Tenía toda una mística, de hecho la camiseta llevaba la etiqueta antigua de la caja de vino, a veces estábamos horas en botillerías buscando ¿tiene etiqueta antigua? No, tengo esa. Ah no, no nos sirve, una de cada diez era antigua, ya es imposible encontrar, a mí me regalaron una caja de la de etiqueta antigua.”

Del vino quedó el nombre y la vinculación con los ritmos populares bailables, mientras que la estética tocornalera fue cambiando al ir ampliando su repertorio musical. Sin embargo, la búsqueda de una propuesta particular en la puesta en escena, que tuviera concordancia con su propuesta musical, fue algo que se mantuvo siempre presente.

“Entonces, adoptamos nuevamente lo que habíamos dejado atrás de ‘Los Agujas’ y sin perder un poco ese repertorio, de tocar las cumbias, tratamos de rescatar algún bolero (…) Entonces, la estética que adoptamos en ‘Los Agujas’ era esa, vestirse de tanguero o de cuequero elegante y no tratábamos de ser como la mayoría de los grupos de hoy en día, sino que hacer un homenaje al Roto Chileno, tenía que ser como elegante pero como dentro del quehacer diario.”

La Orquesta Tocornal. Foto: www.facebook.com/tocornal.orquesta

Y además de los boleros, mantuvieron los tangos, las cuecas y sumaron las cumbias y otros ritmos sabrosones del gusto principalmente de lo que Los Rumberos del 900 llaman “la vejentud” aludiendo a los viejos de alma joven, o, en este caso,  a los jóvenes con alma de viejo.

“Siempre tocábamos cueca, pero para no alicaer el espectáculo tocábamos, generalmente nuestras pegas eran en cumpleaños, siempre nos veían puros viejitos, nos pedían tangos. Aparte que cuando éramos cabros chicos, siempre nos gustó el tango y la cueca y esas cosas.”

Los viejos chicos y la música de la bohemia:

Desde pequeños los integrantes de la Orquesta Tocornal heredaron el gusto por la música “de los viejos”. El cantante, Don Pablo Moraga, heredó la impronta tanguera de su familia maipucina, además de haber integrado en el colegio una orquesta tropical apadrinada por el mismísimo Pachuco. Por su parte Andrés Pinto,  con familia en La Serena, conoció de cerca la ranchera y especialmente la cueca que ya había comenzado a cultivar en su paso por “Los agujas”.

“Aunque no lo creas la mitad viene de provincia. Gente de Linares, Quilicura, Río Bueno, Coquimbo, aunque estemos en Santiago, hay gente de Copiapó, Malloco, Talca, Arica, como del campo. El cantante es de Maipú y toda su vida ha sido de ese enclave medio rural. Entonces, así como urbano, tal vez se adopta el tema de nuestra juventud, del centro y querer carretear. Yo creo que hay un tema no necesariamente explícito, la ligazón con lo rural está casi en los genes de la Tocornal. Pasa mucho porque hemos ido a tocar al campo con nuestra estética, como nos vestimos y todo, pero al final la gente nos recibe muy bien.”

Estos muchachos se conocen estudiando Música en  Santiago, en la Universidad de Chile, donde también de la mano de algunos profesores, comienzan a indagar un poco más profundamente en estos ritmos, especialmente, la cueca. Conocen a los cultores más connotados, analizan sus sonidos y aprenden de ellos la particular manera de cantar la cueca. Al respecto Andrés nos contó:

“El tema de la cueca me apasionó porque mi familia es un poco del campo, del norte, entonces era como una reinterpretación de la cueca de ciudad con lo que yo había escuchado cuando chico. Empecé a buscar repertorio y llegamos a Los Chileneros y en los cuequeros más clásicos. Ese fue un período en que como grupo empezamos a investigar harto, tuve que sacar cuecas nuevas, melodías nuevas y componer, al final todas las cuecas que tocamos, son nuestras.”

Así, la Orquesta Tocornal es mucho más que una banda de cumbia, es una Orquesta a la antigua, de gran versatilidad, que sin querer queriendo rememora los años dorados de la bohemia chilensis. Si bien, se sienten parte del movimiento llamado Nueva Cumbia Chilena, saben que tienen un sello particular, que los diferencia de las demás agrupaciones contemporáneas. Su repertorio no sólo se compone de cumbias, sino que de cuecas, danzones, tangos, rancheras, e incluso reversionan, en su estilo, canciones del repertorio latinoamericano como “Lamento Borincano” o “No puedes volver atrás”.

«Y yo creo que también al final, el desglose va porque nosotros no tratamos de hacer sólo cumbia, de hecho nos ha costado un poco eso porque estas un poco condicionado al ambiente que hay, hay que grabar cumbia. Si hemos pensado en meter otros ritmos, chachachá, rumba, todos como aviejados eso es lo que nos distingue mucho a nosotros. Nos gusta, nosotros íbamos al bar de la Unión a tomar borgoña con los viejos, empapado a viejos, con naftalina y más que cantar de esos grupos, nos interesaba esa época en general, qué leían, qué escuchaban, cómo se movían, cómo se vestían, como que nos quedó un poco grabado eso de nuestros abuelos.»

La cumbia,  la cueca y la fiesta:

Muchas veces la cueca y la cumbia han sido puestas en contraposición, amparándose en argumentos nacionalistas (como la prohibición municipal del acalde Sabat para las Fiestas Patrias de 2011), especialmente para las celebraciones de Fiestas Patrias, donde la cueca es la invitada oficial pero la cumbia sigue siendo la  reina de la fiesta. La Orquesta Tocornal ha integrado y puesto en diálogo ambos ritmos sin mayores tapujos, pero sí con la preocupación de que el público no deje de bailar:

“Cuando empezamos a tocar estas dos cosas decíamos, oye la gente no va a bailar la cueca y empezábamos a tocarlas entremedio de las cumbias, la gente ah y empezaba a bailar. De  hecho,  hay días que nos juntamos sólo a ensayar cueca, creemos en eso de cambiar el repertorio y no tocar siempre cumbia, cumbia, cumbia. Normalmente nuestro show va con cumbia, después baja un poco para que la gente descanse un poco también. Es muy fácil de repente caer en la pura cumbia, tocar mal y la gente va a bailar igual, y así es la historia de la Tocornal.”

En esta rememoranza de la bohemia, a la antigua, donde se juntan la cueca con la cumbia, la ranchera con el bolero y el tango con el danzón, lo principal es el baile, la fiesta, el encuentro de las personas con la alegría.

“Entendemos que eso es la fiesta, como que la cueca y la cumbia van siempre hermanadas.”

Pero esta relación con la cueca la hacen desde la ciudad, y desde el estilo de la cueca urbana que esta orquesta ha cultivado. Pero por sus raíces provincianas, la Orquesta Tocornal ha estado presente en  Festivales y encuentros musicales fuera de Santiago, donde la cueca de la Tocornal se encuentra con la cueca más tradicional y genera anécdotas como ésta:

“Cuando todavía tocábamos con las poleras de fútbol y nos invitaron al Primer Festival de Cueca Urbana de Río Bueno, dijimos ya po’, empezamos a ver nuestro repertorio, habíamos ensayado unas tres cumbias, tocábamos boleros y cuecas. Tocábamos cuecas santiaguinas, porteñas, que tienen una estética totalmente distinta a la campesina, y venían grupos de La Unión, de Ranco, de todos esos pueblitos de por allá. Al final, nosotros no participamos sino que era un show para cerrar la noche y estuvimos harto rato en el gimnasio de Río Bueno mirando los grupos. La idea de ellos era apuntar a la cueca urbana, pero seguían tocando la cueca como la aprendieron ellos en su casa (…) y cuando empezamos a tocar nos miraban…en ese tiempo, parte del show que hacíamos era que uno de nosotros salía a bailar y el shock era total. Nosotros bailábamos lo que aprendimos en Santiago principalmente, tiene que ver mucho más con la coquetería, más libertad de moverse, respetando las vueltas y todo, pero cuando sacábamos a una mina que era de allá, seguía otros patrones y chocábamos, la gente nos miraba, ‘oye que baila raro ese huevón’…Al final, no sé qué querían con el Primer Festival de Cueca Urbana de Río Bueno, pero a mí me gustó caleta porque era un gran choque cultural frente a un tema en común.”

La incorporación de la cumbia:

Como esta Orquesta proviene de un grupo de cuecas, que poco a poco fue incorporando tangos y boleros en su repertorio, les preguntamos de qué manera se acercaron a los ritmos cumbiancheros y cómo los adaptaron a su particular estilo. Andrés Pinto, nos contó que optaron, en primer lugar, por tomar cumbias de otros grupos, pero que no fueran tan conocidas. Estos cumbiancheros no tocan “El galeón español” ni “La piragua”, sino que indagan en el repertorio cumbianchero latinoamericano y adaptan esas canciones al sonido chilensis.

“Y  las cumbias, los cover que hacemos, buscamos principalmente de grupos de Perú o de Colombia, grupos más antiguos, cumbias que no sean tan conocidas y tratar de adaptarlas a la musicalidad de la cumbia chilena. Hacerlas con más color y nuestras composiciones tratar de acercarlas un poco a eso, muchas veces no sale como pensamos, por ejemplo Guararé se hizo ultra conocida y nosotros la tocábamos tranquilamente antes. Eso también nos ha servido porque la gente corea al tiro, pero eso ha sido un poco la tónica, clásicos, pero que todavía no estén en el inconsciente chileno, tal vez en otros países, pero no por acá.”

Cuando incorporan la cumbia ranchera “La manzana sabrosa” del grupo curicano Los Reales del Valle, les llega la inspiración y componen su propia ranchera al estilo tocornalero: “Volverás”

Arriba las piernas con los grandes éxitos

La gráfica que hoy usa la Orquesta Tocornal viene de Condorito, relevando el humor popular y antiguo, pero desde su propia espontaneidad. Mientras estudiaban en la universidad, muy concentrados en clases comenzaron a dibujar una caricatura de todos los integrantes de la Orquesta que remataba con un el clásico “Plop” de Condorito.

De esta gráfica vino el disco (Grandes éxitos), que incluye 16 canciones y fue lanzado en abril de 2012 en un tremendo concierto en la sala ICAL. En él estuvo presente la cueca con la participación de Los Trukeros como teloneros, además de  algunos integrantes del grupo cuequero Los Príncipes que surge de esta misma orquesta;  la Nueva Cumbia Chilena con la participación de la voz de Villa Cariño en “Doble vida”;  y también los clásicos dorados de la bohemia como “Dos gardenias”, “Las cuarenta” y “Angustia”.

Este disco es el primero de la Orquesta Tocornal y se llama “Grandes éxitos” no sólo por su visión optimista del futuro, sino que principalmente porque la Tocornal repleta todos sus conciertos, emociona, hace bailar, y en cada una de sus canciones sus músicos comparten y dialogan con el público, tanto con sus cantos de hinchada futbolera (“Dale con la Tocornal”) como con el baile coquetón que Don Pablo Moraga o Andrelo ofrecen tener con sus admiradoras.

“Grandes éxitos” recorre parte importante de la historia de la Tocornal, haciendo el justo equilibrio entre ese pasado y la proyección de su futuro. Aunque es mayoritariamente cumbianchero, no dejó fuera el aire bohemio con los clásicos dorados que suenan en su propio estilo, pero sí se notó la ausencia de las cuecas, que si bien son parte central de la historia de la orquesta, se echaron de menos principalmente porque son originales y con texto poético contingente.

Tal vez, esta ausencia de cuecas en el disco se deba a que una de las gracias de la cueca es la improvisación, el ambiente y el diálogo que se produce en vivo, que muchas veces es difícil reproducir de manera tan fidedigna y viva en una grabación.

Pese a esta ausencia, el aire cuequero en el disco se asoma en los “calacalacá” de la gran cumbia “Fantasma”, de igual forma como los clásicos de los años de oro de la bohemia resisten en sonidos actuales, que además de los bronces, timbales, cueros  y güiro, incluyen guitarra eléctrica, teclado psicodélico y el particular timbre de voz de Don Pablo Moraga.

Al momento de grabar “Grandes éxitos”, integran la Orquesta Tocornal:

Pablo Moraga (voz),  Samuel Vera (batería),  Gonzalo Basualto (percusiones), Diego Silva ( bajo), Esteban Luna (guitarra), Cristián González (teclado), Héctor Belmar (trombón), Cristian Araya (trombón), Wiston Arriagada (trompeta), Pablo Carreño (trompeta), Andrés Pinto (percusiones, coros). Y detrás del escenario, Doña Toco, Arheli García Huidobro en la producción general.

*Esta reseña fue escrita en base a la entrevista que realizamos a Andrés Pinto el día 27 de julio de 2011, junto con la asistencia a los conciertos mencionados de la Orquesta Tocornal y la audición de «Grandes éxitos»