Costa, sierra y selva: Sobre los orígenes de la cumbia peruana

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Como bien ha dilucidado Christian Peñaloza en su blog , muchas de las cumbias que entonamos los chilenos en nuestros momentos de máximo sandungueo, son de composición peruana. Por sólo nombrar algunos ejemplos emblemáticos, quién no se ha encontrado a altas horas de la noche cantando “nunca, pero nunca, me abandones, cariñito” , estribillo de una de las más famosas cumbias, de autoría del peruano Ángel Aníbal y grabada por primera vez en 1979 por su grupo Los Hijos del Sol. Y quién no recuerda cómo la radio se vio inundada en los noventas con “Colegiala”, compuesta por el también peruano Walter León Aguilar, director y guitarrista de Los Ilusionistas.

Sin embargo, poco se sabe (o mejor dicho poco se reconoce) respecto a la fuerte influencia que la cumbia peruana ha tenido en el país, en especial, (pero no solo) en las ciudades nortinas. En efecto, gran parte de las agrupaciones sound y de cumbia balada se han nutrido del repertorio del país vecino para alimentar su propia carrera musical. Ejemplificador es el caso de Américo, cuyos más grandes hits son covers de canciones de autores peruanos, como es el caso de “El Embrujo”, compuesta por Estanis Mogollón y popularizada, como muchas otras de su repertorio, por El Grupo 5.

Pero aunque Américo ya reconoce la autoría peruana en sus canciones, y aunque – como hemos discutido en otros artículos de este sitio – gran parte de nuestro repertorio cumbianchero nacional proviene de países como Colombia, México, Argentina y Perú, ¿por qué persiste en nuestro país una suerte de negación de los orígenes foráneos de nuestras cumbias preferidas? ¿Será, que si vienen de afuera, no pueden ser consideradas tan propias? ¿O tendrá esta negación una trascendencia más profunda, vinculada a la poca aceptación en el país de “lo negro” y “lo indio”?

Esto último podría explicar la especial resistencia que ha habido en reconocer la influencia peruana en nuestra cumbia nacional, corriendo la misma suerte de discriminación que sufren los inmigrantes peruanos en el país. Y es que en el caso del Perú, el estilo de cumbia que ha logrado una mayor popularidad, la chicha, se vincula directamente con el mundo indígena. Este estilo de cumbia nace en las zonas conurbanas de Lima que fueron poblándose por inmigrantes andinos, y tiene una fuerte influencia del huayño, una de las músicas andinas más populares en Perú. Es por dicho origen, de hecho, que la cumbia chicha fue rechazada por muchos años entre las clases medias y altas de Lima, quienes la despreciaban por ser una música “chola”.

Pero antes de mezclarse con el huayño, en Perú se desarrollaron, de manera similar y paralela que en Chile, diferentes estilos de cumbias, ganándose este género musical también allá (como acá) un espacio importante en la identidad nacional, y estando presentes (¡otra vez como acá!), en múltiples espacios festivos y cotidianos.

La cumbia colombiana llega a Perú un poco antes que a Chile, en la década de los cincuentas, a través de grabaciones de grupos como Los Corraleros del Majagual, Los Graduados, Los Black Stars, La Sonora Dinamita y Los TeenAgers conquistando en pocos años el gusto peruano.

Primer LP de los Los Destellos de 1968.                  Fuente: colombiachikita.blogspot.com.

Primer LP de los Los Destellos de 1968.
Fuente: colombiachikita.blogspot.com.

Una década después de su llegada, Enrique Delgado Montes, oriundo del criollísimo barrio del Rimac, en Lima, y fundador de Los Destellos, adapta esta cumbia a su propio estilo, por lo que es considerado responsable de “peruanizar” la cumbia, jugando un rol similar al desarrollado en Chile por Marty Palacios, fundador de la Sonora Palacios. La gran marca de Delgado es haber incorporado la guitarra eléctrica como instrumento fundamental en la armonización de sus canciones.

Para mí, es el creador de la cumbia peruana. Él es el creador, no hay más. Él es, con todo respeto, Enrique Delgado, él es un guitarrista… un fenómeno con la guitarra. Un hombre que dominaba todo el diapasón.” (Rodrigo Montoya, antropólogo, documental Ciudad Chicha, 2007)

El formato de dos guitarras eléctricas, bajo y un juego de timbales, le da un sello definitivo a la cumbia peruana, influenciada por el rock psicodélico, el pop y la música tropical (en particular, la guaracha). Posteriormente, Los Destellos agregan a este formato congas y bongós para, finalmente, a mediados de los sesentas ’60, incorporar un teclado, lo que le otorga un definitivo sonido psicodélico a una música que es predominantemente instrumental.

A este estilo de hacer cumbia, presente en la mayor parte del repertorio de Los Destellos, se le ha llamado en Perú cumbia costeña. Pero en Los Destellos se pueden observar además influencias del mundo indígena, ya que “también introducían canciones con trasfondos andinos, como los huayños Valicha y Carnaval de Arequipa e imaginería amazónica como La Charapita” (Romero, 2007: 24).

 

Paralelo al desarrollo de la cumbia costeña, en el pueblo de Pucallpa, al interior de la selva amazónica peruana, surge en 1960 una agrupación musical que le impregnará un sello diferente a la cumbia colombiana, llamado Juaneco y su Combo. Esta agrupación  trascenderá en la historia musical del Perú a tal nivel que es reivindicado en la actualidad por grupos jóvenes de moda, como Bareto, agrupación que fue recientemente nominada a los premios Grammy.

El líder de Juaneco y su Combo era Juan Wong, un joven de padre chino y madre taropina. Con el sello particular del sonido de un órgano Farfisa adquirido por Wong en Lima, la cumbia de Juaneco está inspirada en las danzas aborígenes de la selva amazónica. Mezclando las melodías colombianas con el folclor selvático, este grupo fundó la llamada cumbia amazónica.

 

Postal de la agrupación Juaneco y su Combo. Fuente: cumbiadelapura.com.ar

Postal de la agrupación Juaneco y su Combo. Fuente: cumbiadelapura.com.ar

Los integrantes de Juaneco, eran de origen humilde y no contaban con una educación musical formal, pero esto no impidió que se convirtieran en la banda selvática probablemente más famosa del Perú. Además, la revalorización que hacen de la cultura selvática, a través del rescate de los trajes propios de la zona y de una tradición mágica les permitió tener un importante arraigo popular. Según cuenta el timbalero de esta banda, Rosendo Hidalgo, en un Reportaje para Cuarto Poder, la canción más controversial del grupo era “Vacilando con Ayahuasca”, ya que al empezar a sonar, las jovencitas se comenzaban a sacar la ropa, en una escena digna de un viaje psicotrópico. Esta escena además revela una diferencia fundamental entre la mujer selvática y la andina, caracterizándose la primera por una desinhibición corporal que contrasta con el pudor altiplánico.

 

 

 

El guitarrista de Juaneco y su Combo, Noé Fachín, además de su ampliamente reconocido talento musical, se identifica como un shamán que consumía y utilizaba el Ayahuasca con fines sanatorios, en rituales en los cuales el canto del sabio, brujo, shamán o curandero, afina el sistema nervioso de quién consume. Tal vez sea justamente esta relación identitaria y fundamental con el consumo del ayahuasca, la que va a abrir camino a la presencia de sonidos psicodélicos en la cumbia amazónica, pues en ella, la emulación de dichos cantos parece más fuerte y determinante que las influencias del movimiento hippie estadounidense que con su rock psicodélico. Esta última vertiente, la encontramos más bien en agrupaciones cumbieras de la costa, tales como Los Destellos.

El impacto de Juaneco en el mundo amazónico fue tal, que luego de su boom, no hubo poblado en la selva que no tuviera su grupo de cumbia, entre los cuales uno de los más famosos fue Los Mirlos.

 

 

Los Mirlos y Juaneco y su Combo fueron conocidos como El Poder Verde, grabando discos y realizando giras a los países de la región. Pero a pesar de que la popularidad de este estilo crecía en el interior, en Lima era visto como un género de clases bajas e inmigrantes.

Muchas de las cumbias que se grabaron en estas primeras décadas, tanto en su vertiente costeña como amazónica, fueron exitosas únicamente en Perú y en sus versiones originales, mientras que otras sólo lograron consagrase internacionalmente volviendo a ser grabadas por orquestas extranjeras, en un formato tropical que incluía trompetas.

Venezuela y Colombia fueron especialmente beneficiados por este vasto repertorio, ya que se les dio licencia para realizar covers de cumbias peruanas, que junto al impulso de las empresas disqueras de estos países (como por ejemplo de Discos Fuentes en Colombia), produjo que en los ochentas la mayor parte de las cumbias exitosas a nivel internacional fueran de autoría peruana.

La crisis de los setentas impacta profundamente a la cumbia peruana, provocando que las grandes disqueras se marchen y la cumbia abandona los salones sociales, destronada por la nueva reina: la salsa. Sin embargo, en los barrios marginales, de población mayoritariamente andina, empieza a fermentar un nuevo tipo de cumbia, que se masifica y populariza de manera vertiginosa, la chicha.

Como ya se dijo, la cumbia chicha nace en las ocupaciones (o tomas de terreno) de migrantes andinos en los alrededores de Lima y está fuertemente influenciada por el huayño, el cuál según Romero (2007:11) “fue una de las primeras expresiones culturales de un grupo subalterno que se apropió de los espacios urbanos y mediáticos usados anteriormente solo por las élites, y contribuyó a construir un mercado para las músicas populares basado en las tradiciones regionales, especialmente entre los migrantes andinos.”

Es llamativa también la estética que se utilizó para promocionar la cumbia chicha, donde destacan carteles con colores fluorescentes y vivos, rescatados de la vestimenta que se utilizaba en los ’80. El estilo hasta hoy permanece en el imaginario colectivo y ha traspasado las fronteras generando identidad, especialmente, entre los migrantes.

Cartel con estética chicha.                       Fuente: desdeeltecho.blogspot.com

Cartel con estética chicha.
Fuente: desdeeltecho.blogspot.com

Grupos como Los Shapis, Alegría, Génesis y Vico y su grupo Karicia llegaron a la fama, pero fue Chacalón y la Nueva Crema, sin duda, la agrupación más emblemática, en especial su líder Chacalón (Lorenzo Palacios Quispe) a quien se le apodó “el faraón de la cumbia”. Su canción, “Soy Muchacho Provinciano” representa un himno cumbiero, que logra recoger la la situación del migrante andino que llega a la ciudad en búsqueda de una mejor vida.

 

 

Pero el desarrollo y auge chichero no fue fácil, ya que debió sortear persecuciones y prejuicios: la policía irrumpía en los lugares donde se llevaban a cabo sus fiestas. El término “chichero” aludía a lo marginal, a lo de mal gusto y costó mucho que fuera reconocido por los medios oficiales, aun cuando el éxito del movimiento era innegable y había penetrado en gran parte de los espacios festivos.

La cumbia amazónica es asimismo ninguneada por las clases hegemónicas, considerada junto a la chicha como música de clases bajas e indígenas, y deberán pasar un par de décadas antes de que se dé un proceso revalorativo y reivindicativo de estas cumbias, gracias principalmente a su entrada a sectores universitarios de clases medias-altas en Lima, pero esto será tema de una próxima nota tiesita.

Este repaso por los comienzos de la cumbia peruana, dan cuenta, de los muchas similitudes con el caso chileno, donde la cumbia también entra con fuerza, se transforma, diversifica en diferentes estilos a lo largo del país, es despreciada por ser popular y simple, y vive hoy un proceso de revalorización y transversalización en la sociedad. ¿Y es que la cumbia donde entra, cala?

Bibliografía:

– Mendívil, Julio (2000) “Música Andina: Una Evolución sincrética que llega hasta la chicha”, en Todas las voces: artículos sobre música popular. Lima: Biblioteca Nacional del Perú: Pontificia Universidad Católica del Perú.

– Romero, R. Raúl (2007) Andinos y Tropicales. La cumbia peruana en la ciudad global. Instituto de Etnomusicología. Pontificia Universidad Católica del Perú

– Entrevista a Camilo Riveros, antropólogo, músico y musicólogo peruano, el día 24 de marzo de 2012. Santiago de Chile. Realizada por Antonia Mardones.

 

Fuentes audiovisuales:

– Ciudad Chicha: Documental realizado en el  Instituto de Etnomusicología PUC del Perú. Producción y dirección de Raúl Romero Ceballos y Omar Ráez Jiménez.

-La vida de Chacalón: Reportaje de televisión disponible en: http://www.youtube.com/watch?v=alhl3eMr_TI.

– Historia de la Cumbia Peruana – Cuarto Poder: Reportaje de Luis Miranda para América TV del Perú. Del año 2008. Disponible en http://www.youtube.com/watch?v=6SKdy26nJ3A.

– Juaneco y su combo – Cuarto Poder: Reportaje de televisión disponible en: http://www.youtube.com/watch?v=oBDWhEQXI9M